miércoles, 15 de septiembre de 2010

Amistad y amor capitulo 6

6º- En peligro

Unos días más tarde, Ángel invitó a Rosa a dar un paseo, en un parque cercano a casa de Rosa. Fue una tarde muy amena para los dos, en la que estuvieron hablando sobre cada uno para conocerse más a fondo.

Pasadas un par de horas les empezó a entrar hambre. –Oye, Rosa, ¿Te apetece que vayamos a cenar? –preguntó. –Yo ya tengo hambre.

-La verdad es que yo también tengo hambre.

-Pues entonces vamos. –contestó dedicándole una profunda sonrisa.

Se sentaron en una terracita de un restaurante que había muy cerca de la casa de Rosa, y como hacia muy buen tiempo, se estaba muy a gusto fuera. Durante la cena se dedicaron varias miradas intensas.

Ambos notaban la atracción que existía entre los dos. Casi se podía ver y tocar. Ángel, deseaba acercarse más a Rosa y besarla para estar con ella. Mientras hablaban cogió su mano que descansaba en la mesa.

Rosa ante eso se sonrojó desmesuradamente, y apretó la mano de Ángel, mientras su rostro seguía ruborizado. Pero no se había fijado que Izan acababa de doblar la esquina y justo vio el momento en que se cogían de la mano.

Él iba a casa de Rosa dispuesto a disculparse por su actitud infantil con respecto a Ángel y los vio agarrados de la mano y sonriendo como dos tontorrones. Eso pudo con él.

Izan se alejó. Pues no le apetecía seguir viendo como el amor de su vida estaba tonteando con otro. Se marchó hacia el portal de Rosa intentando calmarse para que cuando ella llegase no estuviera tan cabreado.

Mientras se intentaba calmar y pensaba en como disculparse por su comportamiento de esta tarde. Pasadas dos horas, llegó Rosa al portal, y cuando vio a Izan allí dijo. - Hola ¿Qué haces aquí?

-Quería disculparme por lo del otro día- respondió Izan mirando al suelo

-La verdad no entiendo por que te pusiste así, si lo estábamos pasando muy bien- dijo Rosa abriendo la puerta.

-Estaba celoso. Siempre has estado conmigo, y de repente empiezas a hablar de él y solo es él. -respondió Izan sujetando la puerta para que ella pasase y después pasó él.

-¿Estabas celoso?- preguntó Rosa extrañada.

-Si lo reconozco, estaba y estoy celoso. - Repitió Izan.

-¿Celoso por qué?- preguntó Rosa aún atónita.

-¿¡Acaso tengo que explicártelo!?- dijo Izan.

Rosa se quedó de piedra, e Izan se calló porque no quería estropear más las cosas. - Dame unos días para poder calmarme. Yo solo quiero que seas feliz, aunque sea con él.

-Está bien- respondió Rosa preocupada.

Pasados unos cuantos días, Rosa y Ángel estaban paseando tranquilamente y hablando por un parque poco transitado, al lado de casa de Rosa. Él intentó besarla y ella se apartó. - ¡¿Qué haces?! ¡¿Estas tonto?!

-No, solo quiero besarte. Sé que lo estás deseando. –dijo. -Además también sé que me quieres y que te gusto.- respondió Ángel acercándose cada vez más a ella.

Rosa se apartó hasta que un árbol le impidió seguir alejándose. Ángel la acorraló y volvió a intentar besarla. Ella intentaba resistirse pero esa ocasión no pudo. Según la besaba, le hizo creer que le encantaba.

Le rodeó el cuello con los brazos siguiéndole el beso. Una vez que vio que estaba confiado le pegó una patada en sus partes. Ángel al notar la patada protestó. – Aaahh ¿Qué haces?

-Ya te lo dije, no quiero que me beses- respondió Rosa.

Ángel lo volvió a hacer. Pero en esa ocasión, ella no podía hacer nada porque estaba inmovilizada. Él comenzó a acariciarla por el cuerpo, mientras ella intentaba zafarse de él por todos los medios.

Incluso algunas lágrimas habían empezado a caer por su rostro, pues sus intentos por liberarse eran inútiles. Ángel se deleitaba con el perfecto cuerpo de Rosa, sus manos se posaban en cada parte de ella.

Metió las manos por debajo de la camiseta para poder tocarla mejor, mientas ella se agitaba cada vez más sin poder liberarse. –No te resistas… así solo me pones mucho más…

-Déjame… -pedía con voz suplicante.

-Si seguro que te gusta… -dijo con una sonrisa.

Atrapó las manos de Rosa por encima de su cabeza con una de sus manos, y con la otra bajó hasta sus pantalones. Desabrochó el botón y empezó a bajarlos un poco para poder acceder a la intimidad de Rosa.

Eso la puso más nerviosa, sabía lo que Ángel la haría, y ella no tenía modo de escapar. Mientras vio con horror cómo él se desabrochaba los pantalones, con lo que su llanto se incrementó…

…………………..

Izan llevaba varios días encerrado en sí mismo. Sabía que por mucho que amase a Rosa, debía hacer todo lo posible porque fuera feliz. Y si ella era feliz al lado de Ángel, tendría que apoyarla.

Pensó que podría hablar con ella, decirle que ya estaba tranquilo, que podría contar con él para lo que necesitase. Que solo sería su amigo si era lo que ella necesitaba.

Fue a casa de Rosa caminando. Por la hora que era tal vez estaría en casa, y se dijo a sí mismo que por probar suerte no pasaría nada. Decidió atajar por el parque de al lado de casa de Rosa.

Aunque era un sitio poco transitado, era el camino más corto hasta la casa de su amiga, y él ansiaba hablar con ella. Pero empezó a escuchar pequeños gritos desesperados.

Creyó que alguien podía necesitar ayuda, así que se asomó a mirar. Lo que no se podía imaginar era la escena que estaba presenciando. Ángel estaba encima de Rosa, intentando forzarla.

Veía como la tocaba por todas partes mientras ella lloraba. La intentaba violar, ¡y delante de sus narices! Eso jamás lo consentiría. Se acercó a ellos aceleradamente y cogió por la espalda a Ángel, apartándolo de Rosa.

Lo tiró contra el suelo de forma brusca, mientras Rosa se quedó bloqueada al verle. Él se acercó a ella. – ¿Estás bien?

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