4º- Disfrutando la invitación
Izan durmió esa noche pensando en el restaurante al que llevaría a Rosa, y la película a la que la invitaría. Estaba tan contento por tener su oportunidad de declararse a Rosa que no veía el momento de que llegara su esperada cita.
Por la mañana temprano, ya se había levantado. Estaba casi totalmente recuperado, con lo que sabía que no podría estarse muchos días más en casa de Rosa para que cuidara de él. Así que tenía que aprovechar su cita.
Mientras Rosa se fue a trabajar, él se quedó en casa. Estuvo mirando por Internet varios restaurantes. La llevaría a uno que estaba bastante cerca de casa pero bastante elegante.
Después estuvo mirando la cartelera, miró los horarios de la de “The crazies”, le habían dicho que daba algunos sustos. Era la película idónea, pues así cuando Rosa se asustase se pegaría a él.
Cuando Rosa llegó por la tarde, él la estaba esperando impaciente, estaba ansioso por estar a solas con Rosa en el cine, a oscuras y tan cerca… La vio entrar con una amplia sonrisa. –Hola, recuerda que hoy invitas tú.
-Lo sé, ya lo estuve mirando todo. –dijo besándola cariñosamente en la mejilla.
Rosa se cambió de ropa, se puso un vestido azul cielo precioso, era su favorito. Izan ya le había visto en más ocasiones con el vestido, pero le resultaba inevitable que se le cayera la baba al mirarla.
Tuvo que disimular bastante para que no se notara que se había sonrojado de tanto mirarla. –Venga vámonos que al final no llegamos al cine y sabes que yo tengo que ir despacio, aunque me da mucha rabia.
-Tranquilo que ya estoy. –dijo ella cogiendo el bolso.
Se marcharon al cine, era un cine pequeñito del barrio, les encantaba ir allí, sobre todo a Rosa. Compraron las entradas y Rosa nada más ver el titulo ya le entró miedo. –Pero… está peli seguro que es de mucho miedo…
-No creo que sea para tanto. Pero además yo estoy al lado, no tienes que asustarte. –contestó dedicándole una sonrisa.
Entraron al cine, y al principio estuvieron bien. Pero en cuanto la película dio algún susto, Rosa se agarró al brazo de Izan. Al ver su reacción, el sonrió, agradeciendo la oscuridad para poder sonreír por su cercanía con ella.
Una vez que acabó la película salieron, pues Izan había reservado en un restaurante. Rosa iba casi temblando por la película, Izan quiso tranquilizarla. –No ha sido para tanto. Estás tan blanca como una pared…
-Me dijiste que no daba miedo… -contestó ella.
-Y no lo daba, aunque por como me dejaste el brazo, debe ser que si te asustaste. –dijo frotándose el brazo y fingiendo que le dolía.
-Perdóname, pero me asusté mucho. –se disculpó.
Hablando llegaron al restaurante, Rosa no lo conocía pero ya solo la fachada era muy elegante. Unos remordimientos le acudieron. –No hace falta que la cena sea en un sitio tan caro.
-No pasa nada. Además me dijeron que se come genial. –dijo él para tranquilizarla mientras abrió la puerta y la dejó pasar cortésmente.
Ella pasó y se quedó maravillada al ver lo elegante que era, al entrar le preguntaron a Izan. - ¿señores tenían reserva?
-Si a nombre de Izan Suárez- respondió él tranquilamente sonriente
-Si aquí lo tengo, síganme por favor- respondió el camarero y los condujo a una mesa en la terraza. Izan fue a la silla de Rosa y la apartó un poco para que se sentara mientras el camarero dejó la carta en la mesa.
Después Izan se sentó a su lado y cogió una de las cartas sonriente diciendo- bueno ¿qué vas a querer de beber?
-Pues una coca cola- respondió Rosa también mirando la carta.
-¿Y de comer?- preguntó Izan.
¿Qué te parece si pedimos unos entrantes para los dos y luego un plato cada uno?- propuso Rosa.
-Me parece genial ¿Qué entrantes pedimos?- dijo él sonriente.
-¿Unas croquetas y unos calamares?- preguntó Rosa.
-No croquetas no, que para croquetas ya tenemos las tuyas, que están riquísimas- dijo Izan.
-Pues calamares y ¿una ensalada mixta?- dijo a modo de pregunta ella.
-Vale me parece bien y de plato principal ¿Qué pedimos?- preguntó él.
-Yo un entrecot con patatas fritas- contestó Rosa.
-Vale yo pido un plato combinado- respondió el cerrando la carta.
A los dos minutos vino el camarero y les tomó nota, mientras la comida llega ellos empezaron a hablar tranquilamente. Estaba siendo una velada estupenda. Izan estaba pletórico, sabía que era su momento para declararse a Rosa y tenía que aprovecharlo.
-Oye Rosa, yo… quería hablar contigo de algo… -dijo dubitativo y jugando con sus manos.
Pero Rosa no dijo nada, él la miró y se dio cuenta de que no le estaba mirando ni haciendo caso. Giró la cabeza para ver lo que observaba con tanto interés, y se fijó en una mesa en la que había cuatro chicos.
-¿Qué miras tanto? – le preguntó a su amiga.
-En la mesa de allí está Ángel, me acabo de dar cuenta. –contestó anonadada.
Eso hizo que Izan hirviera por dentro, se había estropeado su gran momento. La tarde iba muy bien, y se acababa de estropear por el imbécil de Ángel. Ni siquiera le conocía pero ya le odiaba por tener tan enamorada a Rosa.
o.O
ResponderEliminarEse Angel...
No! Con angel nooo
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