23º- Confesiones
Aitor fue a buscar a su hermano. Se lo encontró en su habitación haciendo unas cosas. –Hola, hermanito.- Dijo.
-Hola ¿Qué te pasa? te noto la voz triste. - preguntó Izan mirándole preocupado.
-Es normal que me la notes triste, porque lo estoy. –Respondió.
-¿Qué paso ahora?- Preguntó su hermano.
-Que Rosa me pidió que sea amigo de Kira. Que no la agobie y que sea su confidente y que te pida ayuda a ti. -Respondió Aitor
-Bueno cuando pueda te ayudo, ahora no puedo ¿vale?
-Vale hermanito. –Respondió él.
Izan veía que su hermano estaba pasándolo mal por Kira. Y ella estaba todavía en su casa con bastante miedo. Del único que parecía fiarse era de él, ya que al ser el novio de su hermana sabía que se trataban como hermanos.
En los fines de semana, Aitor iba a casa para estar con ellos, solían pasar las tardes los cuatro juntos. Jugaban a algún juego de mesa, veían películas o simplemente se ponían a charlar un rato.
Esa normalidad que intentaban darle a Kira, la ayudaba mucho a superar su miedo. Pero no solía acercarse demasiado a Aitor, porque seguía teniendo bastante miedo.
Hasta que uno de los fines de semana, Aitor estaba ausente. Intentaba hacerse amigo de Kira como le habían aconsejado. Y parecía que al menos Kira le hablaba y comentaba cosas con él.
Pero él sentía que ella seguía sin confiar en sus intenciones. Eso le dolía tremendamente, y aunque estuvo jugando con ellos al Trivial, estuvo bastante ausente toda la partida. No dio pie con bola, y miraba a la nada constantemente.
Izan y Rosa, se pusieron a preparar la cena, mientras Kira y Aitor ponían las cosas en la mesa. Cuando terminaron de colocarlo todo, se sentaron en el sofá para que sus hermanos terminaran de preparar la cena.
Pero Aitor estaba callado, sin mirar a ninguna parte y Kira se preocupó. – ¿Te ocurre algo? –preguntó. –Pareces ausente.
-Sí, es que… me gusta alguien. –dijo tímidamente. –Pero apenas la conozco y no sé si tengo posibilidades con ella.
-Ah… ¿Y puedo saber quién es la afortunada? –preguntó alegremente.
-Pues… eres tú. –contestó mirándola a los ojos.
Kira se quedó de piedra ante esas palabras, no sabía cómo reaccionar ante lo que acababa de escuchar. –Si es una broma, no tiene ninguna gracia.
-Jamás bromearía con algo así. –respondió. –La afortunada eres tú, estoy enamorado de ti desde el día que te conocí.
-¿Y cómo puedes estar enamorado de mí si casi no me conoces? –preguntó ella un poco asustada.
-Porque eres la chica más asombrosa y linda que he conocido nunca. –contestó con ternura. –Porque solo pienso en ti desde que me levanto hasta que me acuesto, y porque moriría por protegerte.
-¿Por eso mi hermana me mandó contigo cuando vino Álvaro?- preguntó.
-Sí. –dijo. –Jamás permitiré que nada ni nadie pueda volver a dañarte.
-Eres encantador. No sé cómo pude desconfiar de ti. –dijo ella.
-Tenías miedo por lo que te pasó. Es normal que desconfiaras.
-Pero aun así. No tuve que desconfiar de ti, porque lo pasaste mal por mi culpa. –respondió ella muy triste.
-Tú tenías bastante con lo que tenías. Además no podias saber que me gustabas. -contestó él. –Aunke confieso que el dia que nos conocimos te lo estuve diciendo pero como estabas borracha te dormiste antes de que me diera tiempo a declararme.
Ella al escuchar eso, no supo cómo reaccionar ni lo que decir. Se levantó de golpe y fue a la cocina corriendo. Aitor se fue también a la cocina. -Oye Rosa, ¿Tú hermana tiende a huir de las situaciones o qué? –preguntó.
Pero no pudo responder porque sonó el teléfono. Kira salió de la cocina muy acelerada y diciendo en voz alta. – ¡Yo lo cojo!
Aitor observa cómo sale Kira de la cocina, Y se queda mirando a Rosa. -¿Ves? Si es que no quiere verme.
Rosa e Izan al escuchar eso, se quedaron extrañados. -¿Pero que fue lo que os pasó?
-Que la dije que la quiero. Pero no me cree, y encima huye de mí. –respondió muy apenado.
-Debiste esperar un poco. –le regañó Rosa. –Te dije que tenías que ser su amigo y no agobiarla.
-No la agobié, fue ella la que insistió en que le dijera quien era la persona que me gustaba. –contestó.
-Rosa, por favor, no te enfades con él. –le defendió Izan. –Además yo soy el que comprende perfectamente por lo que Aitor está pasando, porque fue lo que me ocurrió contigo.
-No es lo mismo. –dijo ella.
-Claro que sí, ¿Por qué dices que no es lo mismo? –preguntó Izan.
-Porque tú y yo éramos amigos desde pequeños.
-¿Y qué tiene que ver que fuéramos amigos? –preguntó él.
-Porque te conocía y sabía cómo eras. –respondió. –Pero mi hermana te conoce muy poco, es por eso por lo que duda.
-Ya, pero es que me huye, lo habéis visto. –dijo Aitor con tristeza.
Pero no se dieron cuenta de que Kira había entrado en la cocina y había escuchado esa última frase de Aitor.
-Yo no te huyo. –respondió.
-Entonces ¿Por qué cuando estábamos hablando te levantaste corriendo hacia la cocina? –preguntó Aitor.
-Porque tenía hambre. –mintió mirando al suelo.
-Se te da fatal mentir. –contestó él.
En ese momento, Kira miró a su hermana en busca de un poco de apoyo. –Déjala ya. Cuando ella quiera hablar del tema, lo hará.
Kira sonrió a su hermana, dándole las gracias por el apoyo. Entonces sonó su móvil, y en la pantalla vio que era Álvaro. Empezó a temblar, pero descolgó el teléfono. – ¿Qué quieres?
Silencio, mientras hablaba Álvaro. -Yo ya no quiero nada contigo. Además rehice mi vida y estoy con alguien. –contestó muy segura.
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