22º-Desconfianza y miedos
Al día siguiente, Kira abrió lentamente los ojos. Le sorprendió ver que se encontraba en la cama. No recordaba haberse ido a dormir a una de las habitaciones de la casa de su hermana.
Se incorporó y vio que a su lado estaba Aitor. Sentado en el suelo pero con la cabeza apoyada en la cama. Eso la sobresaltó, pero se quedó mirándolo intensamente. Estaba allí, incómodamente en el suelo y eso la conmovió.
Se daba cuenta de que era muy guapo. Recordó entonces el encontronazo con Álvaro y se puso a temblar. Se levantó de golpe para dejar de temblar, y con tanto jaleo Aitor se despertó.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien? –preguntó levantándose aceleradamente.
-Si. –respondió.
Pero al hablar se dio cuenta de que el rostro le dolía y siseó de dolor. Aitor se acercó a ella, acariciando su mejilla con ternura. –Ese bruto te hizo un buen moratón… -dijo preocupado.
-Parece que si, porque me duele toda la cara… -dijo asustada recordando lo ocurrido.
Empieza a llorar a causa del miedo. Aitor al verla tan frágil no pudo evitar acercarse y abrazarla cariñosamente. Pero Kira se aleja muy asustada. –Lo siento, yo… -dijo antes de salir de la habitación.
Salió directa al comedor, se sentó en el sofá acurrucándose sobre su cuerpo. Rosa al ver así a su hermana se asustó y fue a su lado. –Hermanita ¿Qué te ocurre? ¿Te ha pasado algo?
-Yo… yo… -balbuceaba. –Estoy asustada.
-Es normal. Pero aquí solo estamos personas que nos preocupamos por ti.
-Pero Aitor…
-¿Es que te ha hecho algo? –preguntó sobresaltada.
-No, bueno… me ha abrazado y yo… he salido corriendo. –reconoció jugando con sus manos.
-No es mala persona, es un chico estupendo. –dijo su hermana cogiéndole la mano.
-Lo sé, y… yo no quiero estar asustada, pero lo estoy. –contestó. –No sé si se acerca a mi por interés o porque le importo de verdad.
-Aitor es un buen chico. Nunca te haría daño, al contrario. –dijo ella.
Las dos hermanas se abrazaron. Lo que no sabían era que Aitor estaba en el pasillo. Había salido porque quería ir a la cocina, y de casualidad lo había escuchado todo.
Él sentía algo profundo por Kira, un amor a primera vista como nunca le había pasado. Y saber que ella temía a los hombres y desconfiaba de él, era algo muy duro. Se derrumbó en el suelo.
Ocultó el rostro entre las manos, estaba derrotado y sentía un gran vacío. Izan salió del baño y vio a su hermano en el suelo, lo que le asustó. –Hermanito, ¿Por qué estás en el suelo?
-Por ella… -susurró.
-¿Es que ha pasado alguna cosa entre vosotros? –preguntó.
Aitor estuvo relatando en voz baja lo que había escuchado. Su hermano intentó animarle como buenamente pudo. –Es normal que la pobre esté así después de lo que pasó. Seguro que en poco tiempo vuelve a ser la de antes.
Yo… me gusta mucho y no quiero verla así. –dijo con los ojos humedecidos.
-Seguro que cuando esté mejor podréis conoceros bien. –intentó reconfortarle Izan.
-¿Y cómo? –preguntó. –Desconfía de que mis intenciones sean sinceras con ella.
-Debes comprenderla. –dijo. –Tú solo… ten paciencia.
-Ya si yo voy a tener mucha paciencia, pero me duele verla así. –respondió Aitor.
Aitor se levantó del suelo y fue al comedor. Miró a Kira. Ella le observaba con la mirada triste, como diciéndole con los ojos “lo siento”. Él hizo un gesto como diciéndola que no pasaba nada.
Él intentó probar una cosa. Se sentó al lado de Kira. Ella se alejó de él y se pegó más a su hermana.
-Aitor ¿puedes venir un momento a la cocina a ayudarme con unas cosas?- preguntó Rosa mirándole.
-Si, claro. –respondió levantándose.
Se levantaron y fueron directos a la cocina sin pronunciar palabra. Rosa se sentó y él hizo lo mismo. – ¿En qué quieres que te ayude?
-En realidad yo quiero hablar contigo. –respondió. –De mi hermana.
-¿Qué quieres hablar de ella? –preguntó.
-Mira, yo sé que te gusta, y que eres un buen chico. Sabes que te quiero con locura. –dijo. –Pero mi hermana ha pasado algo espantoso y desconfía de los hombres.
-Pero yo no voy a hacerla daño.
-Yo lo sé, y ella también. –contestó. –Pero tienes que entenderla. Además no quiero que la agobies, porque se sentirá peor.
-Lo único que quiero es protegerla y quererla. –dijo con tristeza.
-Ya lo sé. –respondió dándole un abrazo. –Tú tan solo dale tiempo. Sé un apoyo para ella, pero sin agobiarla ni estar todo el día encima de ella. Seguro que con el tiempo, ella vuelve a ser la de antes.
-¿Y cómo soy su apoyo? no sé cómo hacerlo.- preguntó Aitor muy interesado.
-Siendo su amigo, su confidente, como fue tu hermano conmigo. - respondió Rosa con una sonrisa. –Habla con tu hermano y que él te ayude.
-Vale.- Respondió él yéndose a buscar a su hermano.
Rosa volvió al comedor con su hermana y Kira le preguntó. - ¿En que te tenia que ayudar?
-En darme una cosa que no alcanzaba. –mintió su hermana con una sonrisa.
lunes, 27 de diciembre de 2010
domingo, 12 de diciembre de 2010
Amistad y amor capítulo 21
21º-Malas compañías traen malas situaciones
Fue un día largo para Aitor, no paraba de imaginarse la preciosa cara de Kira mirara a donde mirara. Por la tarde, Izan y Aitor se pusieron en la salita a jugar a la consola. Mientras Rosa se puso a leer un rato.
Rosa llevaba un rato leyendo cuando llamaron a la puerta. Abrió y sus ojos casi se salieron de sus órbitas por lo que estaba viendo. Kira estaba en la puerta, muy asustada, llorando intensamente y con un gran moratón en la cara.
-¿QUÉ TE HA PASADO? –preguntó de los nervios.
Pero su hermana no fue capaz de responder. El miedo que la recorría por dentro solo la permitió abrazarse fuertemente a Rosa para llorar con desesperación. Ella abrazó a su hermana para intentar consolarla.
La llevó al comedor y se sentaron. Rosa había dejado escapar alguna lágrima al ver así a su hermana en ese estado. Tras un rato, Kira ya parecía más tranquila, así que su hermana pensó que debía preguntar por lo ocurrido.
-Nena... ¿Qué te ha pasado? –preguntó.
-Pues... es que... –estaba dubitativa y asustada. –Estábamos dando un paseo Álvaro y yo y...
-¿Qué pasó?
-Me encontré con un compañero del trabajo. Estuvimos hablando un poco y luego seguimos con el paseo. –explicó. –Cuando seguimos el paseo Álvaro se puso a discutir, estaba celoso porque había hablado con mi compañero y... –más lágrimas siguieron cayendo por su rostro. –Me pegó...
Eso hizo que volviera a llorar más desgarradoramente, mientras su hermana la abrazaba furiosa por lo que acababa de escuchar. Lo que no sabían es que Aitor había salido para ir a la cocina y lo había escuchado todo.
Al escuchar esa frase enloqueció. Intentando controlarse, llegó a la salita de nuevo. Le contó todo a su hermano. Izan intentando controlarse fue al salón y abrazó a Kira muy fuerte y Rosa dijo. - ¿Cómo te enteraste?
-Aitor os escuchó y me lo contó. Será hijo de mala madre… como lo vea, lo mato. - juró soltando su furia.
-Hermanito, no te adelantes por que antes voy yo. Luego si quieres hacer algo con sus restos adelante. Pero déjamele a mi primero. – dijo Aitor.
- ¿Primero vas tú, Aitor? ¿Pero por qué?- pregunta Kira atonita
-Por que no soporto que maltraten a las mujeres o que se crean superiores a ellas. -respondió Aitor intentando que no se notara que mentía.
Kira no dijo nada. Tampoco es que pudiera decir mucho con lo asustada que estaba. Mientras la estaban intentando calmar, sonó el timbre. Rosa se levantó para ver quien era. -¿Quién es?
-Rosa, soy yo. Por favor, ábreme. -respondió Álvaro detrás de la puerta.
Kira se puso muy tensa y rígida y miró a su hermana con miedo. Ella le hizo una señal para que se pusiera detrás de Aitor, ella le hizo caso y se puso detrás mientras que Rosa dijo. - ¿Qué quieres? Aquí no se te perdió nada
-Rosa, por favor abre. Sé que Kira esta ahí contigo y necesito hablar con ella, por favor.- dijo Álvaro con voz suplicante.
-Ábrele. Y tranquila, que no os va a tocar a ninguna de las dos. -dijo Izan.
Rosa finalmente, abrió la puerta no demasiado convencida y dijo muy seca. - ¿Qué quieres?
-Ya te lo he dicho, hablar con mi novia. Quiero pedirle perdón e intentar que me perdone- dijo Álvaro buscando a Kira con la mirada y la encontró detrás de Aitor.
Pero Kira al ver que la había encontrado se asustó más, a la vez que se abrazó fuertemente a la espalda de Aitor. Él no dejaba de sonreír por dentro.
-Mi amor, ven no te voy a hacer nada. Soy yo, tu niño- dijo Álvaro acercándose a ella pero Izan le cortó.
-¿Dónde te crees que vas?
-Con mi novia, con quién si no. - dijo Álvaro, apartando a un lado a Izan, cosa que no consiguió.
-Me temo que eso no es posible. Ella no quiere saber nada de ti. - dijo Izan enfrente de él con los puños cerrados.
-¿Y tú como sabes eso?- preguntó Álvaro.
-Porque no hay más que ver lo asustada que está, con solo notar que estás en la misma sala que ella. - respondió Izan señalando a Kira.
-Me quiero ir, no quiero estar aquí… –dijo ella de repente. -¿Me acompañas? No quiero estar sola…- dijo Kira mirando a Aitor.
-Mi niña, es conmigo con quien tienes que estar. No con él, que no es nadie. - dijo Álvaro volviéndose a poner celoso y actuando como antes.
-Por si no te a quedado claro, cuando e salido corriendo te lo digo ahora. Hemos terminado, no quiero saber nada más de ti en mi vida. Y él SI es alguien.- dijo Kira defendiendo a Aitor.
-¿A si? ¿Quién?
-Mi con-cuñado. Así que deja de montar escenas de celos cuando no tienes que tenerlas, porque ya no estamos juntos.- dijo Kira.
Álvaro no podía más y se intentó abalanzar sobre ella. Pero no lo consiguió, porque Izan le cogió y dio un empujón contra la pared y le rodeó diciéndole. - Que te quede muy claro. ¡Cómo te vuelvas a acercar a ella te mato! y olvídate de ver la luz del sol en libertad. Voy a hacer todo lo posible porque estés entre rejas una buena temporada con la denuncia que te voy a poner ¿entendido?
-Eso ya se verá. - dijo Álvaro con aires de creído y superioridad saliendo por la puerta de la casa.
Kira respiró tranquila pero sin soltar a Aitor. Él al ver que Álvaro se había ido, dejó de hacer escudo y la abrazó por completo. Kira dejó que la abrazase, pues estaba muy asustada. Tan asustada que no podía ni decir una palabra.
-Tranquila, ya paso. No te va a hacer nada, tranquila. - la tranquilizaba Aitor.
Izan y Rosa, vieron la escena. Rosa le hizo una señal a Izan para dejarlos solos y se fueron a la cocina. Mientras Aitor la estaba acunando en el sofá para tranquilizarla. Al cabo de un rato, se quedó dormida en los brazos de Aitor. Él la acomodó, para que estuviera más cómoda y durmiera mejor. Se quedó así contemplándola y mirando lo hermosa que era.
Fue un día largo para Aitor, no paraba de imaginarse la preciosa cara de Kira mirara a donde mirara. Por la tarde, Izan y Aitor se pusieron en la salita a jugar a la consola. Mientras Rosa se puso a leer un rato.
Rosa llevaba un rato leyendo cuando llamaron a la puerta. Abrió y sus ojos casi se salieron de sus órbitas por lo que estaba viendo. Kira estaba en la puerta, muy asustada, llorando intensamente y con un gran moratón en la cara.
-¿QUÉ TE HA PASADO? –preguntó de los nervios.
Pero su hermana no fue capaz de responder. El miedo que la recorría por dentro solo la permitió abrazarse fuertemente a Rosa para llorar con desesperación. Ella abrazó a su hermana para intentar consolarla.
La llevó al comedor y se sentaron. Rosa había dejado escapar alguna lágrima al ver así a su hermana en ese estado. Tras un rato, Kira ya parecía más tranquila, así que su hermana pensó que debía preguntar por lo ocurrido.
-Nena... ¿Qué te ha pasado? –preguntó.
-Pues... es que... –estaba dubitativa y asustada. –Estábamos dando un paseo Álvaro y yo y...
-¿Qué pasó?
-Me encontré con un compañero del trabajo. Estuvimos hablando un poco y luego seguimos con el paseo. –explicó. –Cuando seguimos el paseo Álvaro se puso a discutir, estaba celoso porque había hablado con mi compañero y... –más lágrimas siguieron cayendo por su rostro. –Me pegó...
Eso hizo que volviera a llorar más desgarradoramente, mientras su hermana la abrazaba furiosa por lo que acababa de escuchar. Lo que no sabían es que Aitor había salido para ir a la cocina y lo había escuchado todo.
Al escuchar esa frase enloqueció. Intentando controlarse, llegó a la salita de nuevo. Le contó todo a su hermano. Izan intentando controlarse fue al salón y abrazó a Kira muy fuerte y Rosa dijo. - ¿Cómo te enteraste?
-Aitor os escuchó y me lo contó. Será hijo de mala madre… como lo vea, lo mato. - juró soltando su furia.
-Hermanito, no te adelantes por que antes voy yo. Luego si quieres hacer algo con sus restos adelante. Pero déjamele a mi primero. – dijo Aitor.
- ¿Primero vas tú, Aitor? ¿Pero por qué?- pregunta Kira atonita
-Por que no soporto que maltraten a las mujeres o que se crean superiores a ellas. -respondió Aitor intentando que no se notara que mentía.
Kira no dijo nada. Tampoco es que pudiera decir mucho con lo asustada que estaba. Mientras la estaban intentando calmar, sonó el timbre. Rosa se levantó para ver quien era. -¿Quién es?
-Rosa, soy yo. Por favor, ábreme. -respondió Álvaro detrás de la puerta.
Kira se puso muy tensa y rígida y miró a su hermana con miedo. Ella le hizo una señal para que se pusiera detrás de Aitor, ella le hizo caso y se puso detrás mientras que Rosa dijo. - ¿Qué quieres? Aquí no se te perdió nada
-Rosa, por favor abre. Sé que Kira esta ahí contigo y necesito hablar con ella, por favor.- dijo Álvaro con voz suplicante.
-Ábrele. Y tranquila, que no os va a tocar a ninguna de las dos. -dijo Izan.
Rosa finalmente, abrió la puerta no demasiado convencida y dijo muy seca. - ¿Qué quieres?
-Ya te lo he dicho, hablar con mi novia. Quiero pedirle perdón e intentar que me perdone- dijo Álvaro buscando a Kira con la mirada y la encontró detrás de Aitor.
Pero Kira al ver que la había encontrado se asustó más, a la vez que se abrazó fuertemente a la espalda de Aitor. Él no dejaba de sonreír por dentro.
-Mi amor, ven no te voy a hacer nada. Soy yo, tu niño- dijo Álvaro acercándose a ella pero Izan le cortó.
-¿Dónde te crees que vas?
-Con mi novia, con quién si no. - dijo Álvaro, apartando a un lado a Izan, cosa que no consiguió.
-Me temo que eso no es posible. Ella no quiere saber nada de ti. - dijo Izan enfrente de él con los puños cerrados.
-¿Y tú como sabes eso?- preguntó Álvaro.
-Porque no hay más que ver lo asustada que está, con solo notar que estás en la misma sala que ella. - respondió Izan señalando a Kira.
-Me quiero ir, no quiero estar aquí… –dijo ella de repente. -¿Me acompañas? No quiero estar sola…- dijo Kira mirando a Aitor.
-Mi niña, es conmigo con quien tienes que estar. No con él, que no es nadie. - dijo Álvaro volviéndose a poner celoso y actuando como antes.
-Por si no te a quedado claro, cuando e salido corriendo te lo digo ahora. Hemos terminado, no quiero saber nada más de ti en mi vida. Y él SI es alguien.- dijo Kira defendiendo a Aitor.
-¿A si? ¿Quién?
-Mi con-cuñado. Así que deja de montar escenas de celos cuando no tienes que tenerlas, porque ya no estamos juntos.- dijo Kira.
Álvaro no podía más y se intentó abalanzar sobre ella. Pero no lo consiguió, porque Izan le cogió y dio un empujón contra la pared y le rodeó diciéndole. - Que te quede muy claro. ¡Cómo te vuelvas a acercar a ella te mato! y olvídate de ver la luz del sol en libertad. Voy a hacer todo lo posible porque estés entre rejas una buena temporada con la denuncia que te voy a poner ¿entendido?
-Eso ya se verá. - dijo Álvaro con aires de creído y superioridad saliendo por la puerta de la casa.
Kira respiró tranquila pero sin soltar a Aitor. Él al ver que Álvaro se había ido, dejó de hacer escudo y la abrazó por completo. Kira dejó que la abrazase, pues estaba muy asustada. Tan asustada que no podía ni decir una palabra.
-Tranquila, ya paso. No te va a hacer nada, tranquila. - la tranquilizaba Aitor.
Izan y Rosa, vieron la escena. Rosa le hizo una señal a Izan para dejarlos solos y se fueron a la cocina. Mientras Aitor la estaba acunando en el sofá para tranquilizarla. Al cabo de un rato, se quedó dormida en los brazos de Aitor. Él la acomodó, para que estuviera más cómoda y durmiera mejor. Se quedó así contemplándola y mirando lo hermosa que era.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Amistad y amor capitulo 20
20º- Jueguecitos
Se habían tomado estupendamente la gran noticia. Era cierto que, ni Aitor ni Kira, se esperaban ser tíos a su edad, pero era una estupenda noticia. Se alegraban mucho por ellos.
Aitor se acercó a su hermano para hablarle al oído. –Hermanito, es fantástico. Sobre todo sabiendo que estabas colado por Rosa desde el colegio.
-Lo sé, la verdad es que me cuesta creerlo. –contestó mirando con admiración a Rosa.
-¿Qué cuchicheáis tanto? –preguntó Rosa al darse cuenta.
Nada, que mi hermanito es un as. ¡Dónde pone el ojo pone…! Bueno eso… -dijo riéndose, lo que hizo que la pareja se sonrojara.
Después de cenar, decidieron jugar a algo. Izan y Rosa quisieron prepararles una encerrona, fue idea de Izan. –Vamos a jugar al trivial. Cada vez que se falle una pregunta, habrá que beber un chupito.
-¿Chupitos de qué?-preguntó Kira.
-Machaquitos. –contestó Izan.
-¿Y eso que es?
-Hermanita, eso es ginebra con limón, y luego agitar tapando el chupito con la palma de la mano. –contestó Rosa.
-Venga, pues vamos a jugar. –dijo Aitor muy animado.
Estuvieron jugando, y les tocó beber en varias ocasiones. La que más estaba bebiendo era Kira, y para colmo, como no solía beber demasiado, se le estaba subiendo a la cabeza.
Acabaron de jugar y ganó Izan. Kira era la que peor estaba de los cuatro. Se puso al lado de Aitor. Él la miraba admirado por su belleza, se moría de ganas por confesarle que le atraía, pero no quería un “no” por respuesta.
-Necesito ir al baño. –dijo con la cabeza medio ida.
-Hermanito, ¿por qué no la llevas tú? –preguntó Izan sonriendo.
Él no respondió, pero se le dibujó una amplia sonrisa en la cara. Se acercó a Kira. La levantó y puso la mano sobre la cintura de Kira. Caminó con ella hasta el baño. Ella entró y él la esperó fuera.
Pasados unos minutos la puerta se abrió. Kira iba tambaleándose, y al intentar dar un paso se escurrió. Los brazos de Aitor la sujetaron dulcemente para que no cayera al suelo. –Cuidado, no querrás caerte. –dijo con voz suave.
-Quiero dormir…. –dijo con una sonrisa.
-Te acompaño a la habitación. –contestó caballerosamente.
Entraron en una de las habitaciones y él ayudó a Kira a tumbarse. Ella le sujetó el brazo y Aitor se sentó a su lado. Sus miradas se cruzaron y fue un momento casi mágico. Él nunca había sentido algo así por ninguna chica.
Apartó la mirada pues sentía bastante vergüenza, pero creyó que era el momento adecuado para confesarle que se sentía atraído por ella. –Oye, yo… lo cierto es que desde que te he visto… -balbuceó. –bueno, pues que me gustas y… tal vez podríamos quedar algún día para… conocernos más y eso ¿Qué te parece? –preguntó.
Pero no obtuvo respuesta, le extrañó que no dijera nada de nada. Y al mirarla vio que estaba dormida sujetando su mano. “¡genial, has hablado solo!” se dijo para sí mismo.
Al menos podía estar al lado de Kira sin que pareciera nada raro. Se acomodó a su lado y cerró los ojos sin soltarse de la mano. Soñó con su bonito rostro angelical y esa sonrisa que le había derretido durante la cena.
A la mañana siguiente, y Kira abrió los ojos y se encuentró con Aitor mirándola y sonriendo, y dijo. -Buenos días ¿Qué hora es?
-Son las once ¿Cómo estás?- preguntó Aitor sin quitar su sonrisa.
-Con mucho dolor de cabeza, parece que me va a estallar- respondió Kira a la vez que cerró los ojos.
-Bueno tranquila, ¿quieres que vaya a por un ibuprofeno y a por café?- preguntó Aitor amablemente.
-Pues me harías un gran favor…- respondió Kira con una sonrisa que dejó embobado a Aitor.
Aitor salió de la habitación y al pasar por el salón le dijo a su hermano y a su cuñado. Ya se despertó, pero con un gran dolor de cabeza. Se dirigió a la cocina a coger el café y el ibuprofeno y volvió a la habitación y Kira se lo tomó con una media sonrisa.
Kira se marchó despidiéndose de los tres, Aitor se quedó más rato. Lo cierto es que se había quedado totalmente prendado de ella. Su hermano lo notó enseguida. –Hermanito, te quedaste demasiado pillado ¿no?
-Lo sé.
-Nunca te había visto así. –dijo él.
-Ya lo sé, ni sé lo que me pasa.
-Que estás enamorado. –contestó Rosa.
Eso hizo que Aitor se sonrojara. No estaba acostumbrado a que nadie supiera sus sentimientos. –Puede ser... pero no sé. –estaba dubitativo. –Oye Rosa, tú... ¿podrías aconsejarme?
Rosa se sentó en el sofá junto a Aitor. Él estaba bastante callado, pues no paraba de pensar en esa preciosa chica. -¿Qué tipo de chicos le gustan?
-Pues... sobre todo sinceros, cariñosos, románticos...
-¿Y de aspecto físico?
-Depende, es que ella no se fija demasiado en esas cosas. –respondió. –Ha estado con chicos morenos, rubios... dependía de cómo eran de carácter.
-Vale. –dijo. –Y... ¿Tiene novio?
-Lleva un tiempecito con un chico. –dijo ella.
-Ah... entiendo.
Tanto Rosa como Izan vieron la expresión de tristeza que se dibujó en el rostro de Aitor. Pero ambos sabían que esas cosas pasaban, que no siempre uno se enamoraba de la persona idónea.
Izan quiso animar a su hermano. –Oye hermanito, aprovechando que es sábado ¿por qué no pasas el día con nosotros?
-Bueno... –dijo un poco triste.
Se habían tomado estupendamente la gran noticia. Era cierto que, ni Aitor ni Kira, se esperaban ser tíos a su edad, pero era una estupenda noticia. Se alegraban mucho por ellos.
Aitor se acercó a su hermano para hablarle al oído. –Hermanito, es fantástico. Sobre todo sabiendo que estabas colado por Rosa desde el colegio.
-Lo sé, la verdad es que me cuesta creerlo. –contestó mirando con admiración a Rosa.
-¿Qué cuchicheáis tanto? –preguntó Rosa al darse cuenta.
Nada, que mi hermanito es un as. ¡Dónde pone el ojo pone…! Bueno eso… -dijo riéndose, lo que hizo que la pareja se sonrojara.
Después de cenar, decidieron jugar a algo. Izan y Rosa quisieron prepararles una encerrona, fue idea de Izan. –Vamos a jugar al trivial. Cada vez que se falle una pregunta, habrá que beber un chupito.
-¿Chupitos de qué?-preguntó Kira.
-Machaquitos. –contestó Izan.
-¿Y eso que es?
-Hermanita, eso es ginebra con limón, y luego agitar tapando el chupito con la palma de la mano. –contestó Rosa.
-Venga, pues vamos a jugar. –dijo Aitor muy animado.
Estuvieron jugando, y les tocó beber en varias ocasiones. La que más estaba bebiendo era Kira, y para colmo, como no solía beber demasiado, se le estaba subiendo a la cabeza.
Acabaron de jugar y ganó Izan. Kira era la que peor estaba de los cuatro. Se puso al lado de Aitor. Él la miraba admirado por su belleza, se moría de ganas por confesarle que le atraía, pero no quería un “no” por respuesta.
-Necesito ir al baño. –dijo con la cabeza medio ida.
-Hermanito, ¿por qué no la llevas tú? –preguntó Izan sonriendo.
Él no respondió, pero se le dibujó una amplia sonrisa en la cara. Se acercó a Kira. La levantó y puso la mano sobre la cintura de Kira. Caminó con ella hasta el baño. Ella entró y él la esperó fuera.
Pasados unos minutos la puerta se abrió. Kira iba tambaleándose, y al intentar dar un paso se escurrió. Los brazos de Aitor la sujetaron dulcemente para que no cayera al suelo. –Cuidado, no querrás caerte. –dijo con voz suave.
-Quiero dormir…. –dijo con una sonrisa.
-Te acompaño a la habitación. –contestó caballerosamente.
Entraron en una de las habitaciones y él ayudó a Kira a tumbarse. Ella le sujetó el brazo y Aitor se sentó a su lado. Sus miradas se cruzaron y fue un momento casi mágico. Él nunca había sentido algo así por ninguna chica.
Apartó la mirada pues sentía bastante vergüenza, pero creyó que era el momento adecuado para confesarle que se sentía atraído por ella. –Oye, yo… lo cierto es que desde que te he visto… -balbuceó. –bueno, pues que me gustas y… tal vez podríamos quedar algún día para… conocernos más y eso ¿Qué te parece? –preguntó.
Pero no obtuvo respuesta, le extrañó que no dijera nada de nada. Y al mirarla vio que estaba dormida sujetando su mano. “¡genial, has hablado solo!” se dijo para sí mismo.
Al menos podía estar al lado de Kira sin que pareciera nada raro. Se acomodó a su lado y cerró los ojos sin soltarse de la mano. Soñó con su bonito rostro angelical y esa sonrisa que le había derretido durante la cena.
A la mañana siguiente, y Kira abrió los ojos y se encuentró con Aitor mirándola y sonriendo, y dijo. -Buenos días ¿Qué hora es?
-Son las once ¿Cómo estás?- preguntó Aitor sin quitar su sonrisa.
-Con mucho dolor de cabeza, parece que me va a estallar- respondió Kira a la vez que cerró los ojos.
-Bueno tranquila, ¿quieres que vaya a por un ibuprofeno y a por café?- preguntó Aitor amablemente.
-Pues me harías un gran favor…- respondió Kira con una sonrisa que dejó embobado a Aitor.
Aitor salió de la habitación y al pasar por el salón le dijo a su hermano y a su cuñado. Ya se despertó, pero con un gran dolor de cabeza. Se dirigió a la cocina a coger el café y el ibuprofeno y volvió a la habitación y Kira se lo tomó con una media sonrisa.
Kira se marchó despidiéndose de los tres, Aitor se quedó más rato. Lo cierto es que se había quedado totalmente prendado de ella. Su hermano lo notó enseguida. –Hermanito, te quedaste demasiado pillado ¿no?
-Lo sé.
-Nunca te había visto así. –dijo él.
-Ya lo sé, ni sé lo que me pasa.
-Que estás enamorado. –contestó Rosa.
Eso hizo que Aitor se sonrojara. No estaba acostumbrado a que nadie supiera sus sentimientos. –Puede ser... pero no sé. –estaba dubitativo. –Oye Rosa, tú... ¿podrías aconsejarme?
Rosa se sentó en el sofá junto a Aitor. Él estaba bastante callado, pues no paraba de pensar en esa preciosa chica. -¿Qué tipo de chicos le gustan?
-Pues... sobre todo sinceros, cariñosos, románticos...
-¿Y de aspecto físico?
-Depende, es que ella no se fija demasiado en esas cosas. –respondió. –Ha estado con chicos morenos, rubios... dependía de cómo eran de carácter.
-Vale. –dijo. –Y... ¿Tiene novio?
-Lleva un tiempecito con un chico. –dijo ella.
-Ah... entiendo.
Tanto Rosa como Izan vieron la expresión de tristeza que se dibujó en el rostro de Aitor. Pero ambos sabían que esas cosas pasaban, que no siempre uno se enamoraba de la persona idónea.
Izan quiso animar a su hermano. –Oye hermanito, aprovechando que es sábado ¿por qué no pasas el día con nosotros?
-Bueno... –dijo un poco triste.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)